Ya sabemos que los reyes magos no existen, que el ratoncito Pérez es un falso personaje, que el amor de antes, el de toda la vida ya no aguanta mucho, que a los bebés no los trae la cigüeña, que Papa Noel no vive y mucho menos que vuela con renos. Pero también aprendí que para tocar el cielo no hace falta subirse en un avión.
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