Había una vez una chica que cuando cerraba los ojos, creía que el mundo ya no la podía ver. Solía cerrarlos cuando se sentía sola o angustiada, o simplemente cuando tenía miedo. Todo el mundo pensaba que era una mujer fuerte y valiente, y muy pocos sabían que, en realidad, era frágil y que frecuentemente se sentía asustada y sola, como una niña perdida en un bosque, de noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario